El análisis del significado
La pretensión de analizar los signos lingüísticos mínimos en su significado ha chocado con varias dificultades considerables: de una parte, su propia imprecisión (la lengua no define explícitamente sus términos sus términos ni copia una realidad preexistente etiquetándola); de otra, el hecho de que los lexemas (la parte que se mantiene invariable en todas las palabras de una misma familia) constituyan una serie abierta, teóricamente ilimitada, hacen que esa tarea parezca muy difícil.
Con todo, diversos trabajos en distintas lenguas sobre grupos de lexemas como términos de parentesco, colores o grados militares, han mostrado la viabilidad de un análisis que busca su modelo en la fonología, intentando hallar rasgos pertinentes cuya presencia o ausencia determine un cambio de significado.
A tales rasgos significativos mínimos se les denomina semas: ésta es la unidad mínima de la semántica. Un lexema posee tantos semas cuantos rasgos significativos elementales (es decir, no analizables) pueden hallarse en su significado. En el lexema butaca, por ejemplo, aparecerían los semas para sentarse o con respaldo, pero no obviamente roja ni de madera, pues estas últimas características, si convienen a ciertas butacas existentes en la realidad (referentes) no pertenecen al significado (concepto).
El conjunto de semas que comporta el significado del lexema se denomina semema; el de butaca sería para sentarse + elevado + para una persona + con respaldo + con brazos.
Otros niveles existen en el significado de un lexema: el que comporta informaciones gramaticales, especie de semas genéricos del tipo animado/no animado, material/no material... , etc., y el que, en relación con los diversos usos del lenguaje, implica valoraciones, sentimientos y vivencias de los hablantes.
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