Los campos semánticos
Este análisis semántico se ha hecho desde la convicción de que el léxico de una lengua está estructurado, es decir, de que las palabras no son elementos aleatoriamente añadidos unos a otros, sino signos interrelacionados, de manera que el valor de cada uno depende del valor del resto.
Por campo semántico puede entenderse un conjunto de palabras pertenecientes a la misma clase gramatical, que se reparte una zona de designación próxima, y poseen, en consecuencia, un significado también próximo: comparten al menos un sema, que es la base de comparación de los elementos que forman el campo, y se oponen al menos por uno. Los adjetivos que expresan valoración intelectual, las palabras que indican relaciones de parentesco o las palabras que designan objetos que sirven para sentarse, han sido objeto de un estudio semántico.
Cada lengua estructura su léxico en campos propios, no necesariamente equivalentes: los nombres de colores del griego no se corresponden con los del castellano; el castellano y el francés no distinguen los periodos del día de la misma manera; las relaciones de parentesco se organizan en cada lengua de muy diversa forma...
Es decir, los sistemas de signos que son las lenguas representan una determinada realidad, designan el mundo, al tiempo que crean esa realidad, pues le ponen límites, la estructuran, haciéndola así inteligible.
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