La teoría de los rangos
¿En qué se diferencian el nombre, el adjetivo, el verbo y el adverbio del resto de las partes de la oración? Todas tienen un lexema, es decir, son por sí mismas significativas o autosemánticas.
El lingüista danés Otto Jespersen formuló la teoría de los rangos, que es a la que suele recurrirse para explicar la peculiar naturaleza de estas clases de palabras. Sea un enunciado como: Los niños perdidos reían felizmente; en él, una palabra es central en cuanto que las demás son dichas de ella: niños; esta palabra impone la concordancia (masculino plural) a perdidos y reían ; se dice por lo tanto que posee rasgo primario. Perdidos y reían serán precisamente palabras de rasgo secundario. Felizmente modifica a reían; es una palabra de rango terciario.
Naturalmente, niños podría tener otro rango en otro enunciado: en Los padres viajaban con los niños, terciario, como modificador de viajaban, que lo tiene secundario. Al decir que tiene rango primario quiere señalarse que es éste el máximo que se puede alcanzar en el enunciado.
Así, el nombre o sustantivo queda definido como palabra que puede alcanzar como máximo, rango primario en la oración; el adjetivo y el verbo, como palabras pueden tener el rango secundario; y el adverbio, como categoría de rango terciario. Cuando estas últimas clases de palabras poseen un rango superior, se ha producido un cambio de función. Por ejemplo, en: Los perdidos fueron hallados, o El llorar no sirve de nada, se han sustantivizado, respectivamente, el adjetivo y el verbo. Esto puede ocurrir incluso con un adverbio.
La teoría de los rangos tiene por tanto carácter funcional: equivale a decir que lo propio de los nombres es funcionar como sujeto de la oración, así como lo propio de los verbos es ser predicado o lo de los adjetivos, complemento del nombre.
Este carácter funcional se complementa con un criterio formal: los adjetivos se diferencian claramente de los verbos en los distintos morfemas que incorporan al lexema (el primero, género número y grado; el segundo, persona, número, tiempo, aspecto y modo). El nombre posee morfemas de número y género, además del artículo; y el adverbio suele ser invariable.
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