Desde el punto de vista de su significado, los nombres designan cosas,
seres y realidades. Representan objetos perceptibles por los sentidos
(mesa), pero también cualidades (valentía) o acciones
(escalada), relaciones (igualdad) o miembros de una relación
(padre). Tales realidades son vistas como objetos independientes,
pensadas en sí mismas y no pensadas de otros seres; por ejemplo,
blanco es un adjetivo: se dice de un papel, de una pared, etc.;
blanquear es un verbo; blancura es un nombre.
Clasificación de los nombres
Nombres comunes son aquellos que designan un objeto evocando sus rasgos
significativos: puerta, mano, país.
Nombres propios, reciben el nombre de propios los que individualizan un
objeto, designándolo sin evocación de sus rasgos: Albania, Ebro, Juan.
Los comunes comportan el significado propio de todos los elementos integrantes
de una misma clase, designan y significan; los propios designan, pero no
significan propiamente: nada comparten los seres llamados Juan, ni
siquiera el hecho de ser seres humanos (un perro también puede llamarse así).
Los nombres comunes dicen como son los objetos; los propios dicen como se
llaman (cumplen la misión de una etiqueta).
Nombres concretos son los que se refieren a objetos perceptibles por
los sentidos que tienen una existencia física (mano, lámpara).
Nombres abstractos son los que mencionan realidades sólo reconocibles
por la abstracción (cansancio, belleza): no se ven ni se tocan el
cansancio ni la belleza, sino cosas o personas cansadas y bellas.
Nombres contables, son los que indican objetos cuantificables, o sea,
que pueden ser contados (manzana, casa).
Nombres no contables, como frío o vino, que se refieren a
objetos vistos como realidades continuas.
El plural de los nombres contables indica pluralidad de objetos; el plural
de los no contables hace variar su significación: vinos quiere decir
clases, marcas o vasos de vino, o bien expresa enfáticamente la misma noción
que el singular (llegaron los fríos del invierno).
Otro grupo de nombres son los animados (perro, niño) e
inanimados (coche, madera). Entre los animados, se distinguen
los nombres humanos de los no humanos.
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