El adjetivo

 El adjetivo es el complemento más característico del nombre. Como en los restantes complementos o adyacentes de éste, concreta y delimita su significado. Su función, en cuanto dependiente del nombre, tiene en la oración un rango secundario.

En realidad, la categoría del adjetivo y la del sustantivo se encuentran muy próximas. Algunas palabras, como inteligente, viejo o francés lo prueban; en el enunciado los inteligentes también se equivocan, la palabra inteligentes funciona como sujeto, es un nombre que designa un determinado referente. En cambio, en los hombres inteligentes escasean tiene por función atribuir una cualidad a un nombre (hombres) y es por tanto un adjetivo.

Semánticamente, el adjetivo expresa cualidad, bien propia de un objeto (vestido verde), bien atribuida por el hablante a dicho objeto desde su propia situación física (país lejano) o cultural (ideas trasnochadas).

Género, número y grado

Formalmente, el adjetivo recibe morfemas de género, número y grado.

Según el género, los adjetivos tienen dos formas, una masculina y otra femenina, expresadas a través de la alternancia -o/-a (bueno/buena) o neutralizadas (útil/cruel), en las que una sola terminación vale para masculino y femenino. Observa que el género reaparece en los superlativos: utilísimo, utilísima.

El número indica singular o plural. Igual que el género, viene condicionado por el del nombre al que acompaña.

Respecto al grado, se trata de la posibilidad exclusiva del adjetivo, de ponderar su contenido semántico. Se habla así de grado positivo (la cualidad se expresa en sí misma, no aumentada ni disminuida ni comparada), comparativa (se indica mediante comparación) y superlativa (la cualidad se intensifica con o sin relación a otros elementos). Por ejemplo:

  • Positivo: limpio.
  • Comparativo: más limpio que..., menos limpio que..., tan limpio como...
  • Superlativo absoluto: limpísimo, relimpio, muy limpio...
  • Superlativo relativo: el más limpio de...

Adjetivos especificativos y explicativos

En su función como adyacente, el adjetivo puede presentarse bien pospuesto, bien antepuesto al nombre.

En el primer caso tiene un valor restrictivo, limita la extensión del sustantivo, señalando un objeto o una parte de los objetos por la cualidad que él expresa: en el sintagma el coche viejo, el adjetivo señala y distingue uno de los coches frente al resto de los que implícitamente se habla. Es un adjetivo especificativo.

En el segundo caso, la significación del adjetivo aparece de algún modo supuesta en el nombre, o al menos, no se quiere con ella restringir la extensión, sino perfilar el sentido del nombre. El viejo coche menciona a un solo coche (sin oponerlo a otros) que, por añadidura, es viejo: esta cualidad es de sobra conocida por quien habla, pero su indicación implica una actitud más subjetiva y emocional. Se denomina adjetivo explicativo.

Muy próximos a los adjetivos explicativos se encuentran los epítetos (verde hierba, cálido verano...) en los que el contenido semántico es claramente redundante, e incluso está ausente el matiz emocional de los explicativos: sólo se trata de subrayar una cualidad que está implícita en el nombre. Tienen un carácter ornamental, no necesariamente literario.


Los adjetivo adyacentes del nombre no siempre tienen la posibilidad de anteponerse o posponerse: en ocasiones, su orden es fijo (expediente administrativo, pero nunca administrativo expediente, por ejemplo).

Por otra parte, algunos adjetivos tienen un significado diferente según vayas pospuestos o antepuestos. Por ejemplo:
  • información cierta/cierta información
  • muchacha pobre/pobre muchacha
  • profesor triste/triste profesor
  • imaginación pura/pura imaginación

Comentarios

Entradas populares de este blog

Tematización y rematización

Introducción a la oración

Discordancias entre el sujeto y el verbo