Las formas no personales del verbo

El infinitivo, el gerundio y el participio son formas no personales porque no tienen desinencias de número ni de persona. En sentido estricto, tampoco poseen morfemas de modo ni tiempo, aunque si implican aspecto: el infinitivo expresa el hecho verbal como pura virtualidad; el gerundio como duración (aspecto imperfectivo); el participio posee aspecto perfectivo.

Las formas no personales raras veces aparecen en oraciones independientes: suelen subordinarse a otros verbos. El participio se especializa para formar los tiempos compuestos, con el verbo auxiliar haber, a los que da su significado perfectivo.

A su carácter verbal, las formas no personales añaden otro: el infinitivo puede desempeñar las mismas funciones que un nombre; el gerundio funciona como un adverbio y a veces como adjetivo; el participio puede funcionar como un adjetivo.

El infinitivo

El carácter nominal del infinitivo se muestra en las funciones que desempeña en la oración. típicas del sustantivo: sujeto (vivir aquí es agradable) o complemento directo (aprobar); incluido en un sintagma preposicional que funciona como complemento de un nombre (sala de estar), de un adjetivo (harto de comer) o complemento circunstancial de un verbo (no se soluciona con gritar). Además, puede recibir determinantes (el reír, su mirar), y totalmente lexicalizado como nombre, adoptar morfemas de plural (los andares, los deberes). Respecto a su carácter verbal, aparece visible en la posibilidad de recibir complementos: directo (escribir una carta), indirecto (escribir a Gorka) y circunstancial (escribir a máquina). Cuando los complementos directo e indirecto se sustituyen por pronombres personales estos se sitúan necesariamente pospuestos al verbo (enclíticos): escribirla, escribirle.

El gerundio

El gerundio funciona comúnmente como un adverbio, en cuanto que, como esta clase de palabras, suele complementar al verbo (me enriquecí trabajando, vivo soñando). Expresa, por lo general, acción coincidente con el verbo o también anterior a la que el verbo principal indica: las aguas bajaban arrastrándolo todo, buscando entre los papeles, encontró la carta. En ocasiones, es adyacente del nombre, de manera similar a un adjetivo explicativo: su padre, sonriendo, se dirigió a él. Su carácter verbal se manifiesta en su capacidad de recibir complemento directo, indirecto y circunstancial. El gerundio compuesto indica, a diferencia del simple, aspecto perfectivo y anterioridad a la acción del verbo principal: habiendo reunido numerosas pruebas, el cliente tomó la decisión.

El participio

El participio forma, junto con el verbo haber, los tiempos compuestos; no tiene en este caso variación de género ni número: Juan ha cantado, los hombres han cantado. Puede funcionar también como un adjetivo, que concuerda en género y número con el sustantivo que modifique (la ropa lavada, los libros leídos).

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