Coherencia y cohesión del texto
Existe un texto porque en él hay una coherencia, es decir, relación de interdependencia entre las oraciones que lo forman, gracias a la cual todas ellas comparten un sentido unitario. Esta propiedad permite a los receptores del texto entenderlo como unidad, comprender la relación de elementos entre sí, y del texto en su conjunto con la situación en que se produce.
La coherencia de un texto se basa, por una parte, en el mantenimiento de los referentes (los objetos o realidades de que se habla permanecen a lo largo del texto), acerca de los que se hacen predicaciones no contradictorias; y, por otra parte, en la adecuación a la situación extralingüística, de manera que la coherencia del texto no hace sino reflejar la coherencia misma de la realidad.
Serían incoherentes, por ejemplo:
- El televisor está estropeado. El cambio de gobierno no supuso ninguna novedad para los más pobres. El verano ha sido agradable.
- Antonio viajó durante varios días por Murcia. Murcia tiene varios millones de habitantes. Nueva York no está en Murcia.
- Juan y Ana formaban una pareja perfecta. Por eso no nos sorprendió que se separaran.
En 1) cada oración introduce referentes distintos; en 2) uno de ellos (Murcia) se mantiene, pero no existe relación alguna entre las predicaciones; en 3) predican sobre el mismo referente, dos enunciados contradictorios.
No parece que 1) ni 2) puedan encubrir alguna forma de coherencia: son secuencias absurdas; 3) puede ser coherente en un discurso irónico y paradójico, que parte de una presuposición tal que las parejas perfectas son imposibles o no duran mucho.
La cohesión puede definirse como la manifestación de la coherencia, es decir, el conjunto de recursos verbales que permiten al hablante construir un texto y al oyente reconocerlo.
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