La descripción (I)

 Si los textos narrativos refieren acontecimientos que les ocurren a unos personajes, los descriptivos presentan objetos (cosas, personas, lugares...) como abstraídos del proceso temporal del que forman parte. Si lo que define el relato es la sucesión, lo típico de la descripción es la contigüidad espacial y la simultaneidad; excluido el tiempo, la realidad descrita se limita a su dimensión espacial. Por eso se dice que describir es pintar con palabras.

Son textos descriptivos, por ejemplo, una guía turística, un catálogo, un libro de anatomía, etc.; significativamente todos estos textos cuentan con el apoyo de planos, gráficos, dibujos o fotografías. Pero más frecuenten que la existencia de textos puramente descriptivos es que aparezcan descripciones en mayor o menor proporción en textos de otra clase (narración o exposición): piensa, por ejemplo, en un atestado, una escritura notarial, una novela...

La realidad descrita

Es posible describir personas y cosas, lugares y ambientes, sensaciones y sentimientos, y también procesos (mecánicos, biológicos, históricos, etc.). Esto último parece contradecir lo que más arriba se indicaba sobre la ausencia del tiempo en la descripción, como parece contradecirlo la posibilidad de describir un objeto en movimiento: este tiempo y este movimiento no son del relato, no se integran en una unidad de acción, sino que son momentos cuya fijeza importa más que su relación con otros anteriores o posteriores.

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