La narración (I)
Textos aparentemente tan diversos como un cuento, una noticia, una biografía,
un diario de a bordo, un guión de cine, un chiste y una fábula
pueden reducirse a la categoría de narración o relato. Como si la
necesidad de contar fuera consustancial a la naturaleza humana, las sociedades
de todas las épocas han conocido el relato. La pintura, la escultura, la
representación teatral con o sin texto (mimo), el cine y el cómic, entre
otros, indican como hay narraciones que trascienden el soporte verbal. Hay
relatos que se refieren al mundo real de los hablantes (la noticia, la
biografía, la anécdota) y otros que se sitúan en universos ficticios,
verosímiles (novela realista) o inverosímiles (cuentos de hadas, fábulas).
Elementos del relato
¿Qué hay de común en todos estos textos? O, dicho de otra manera, ¿cuáles son
los elementos estructurales del relato? Si se entiende éste
como un discurso que integra una sucesión de acontecimientos de interés
humano en la unidad de una misma acción
(es la definición de C. Brémond) parece necesario distinguir al menos, los
siguientes: argumento, tiempo, espacio, personajes, punto de vista y tema.
Argumento
No hay narración sin argumento, sin que pasen cosas. El argumento es la
sucesión de acontecimientos que el relato presenta en un orden temporal,
coincidente o no con el de la realidad en que supuestamente han ocurrido. De
modo que una narración puede no empezar por el principio, como ocurre en un
buen número de novelas policíacas: se relata un episodio enigmático (un crimen
o un robo) y para explicarlo se retrocede en el tiempo.
El argumento puede analizarse en unidades narrativas mínimas (funciones) que
se ensalzan para formar secuencias. El ritmo del relato depende de la cantidad
de acontecimientos narrados.
Veremos más elementos del relato en las siguientes entradas.
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