Género y número

 Desde un punto de vista formal, el nombre o sustantivo se caracteriza por poseer morfemas de género y número. Según su género, los nombres se dividen en masculinos y femeninos, e imponen, respectivamente, la presencia del artículo el/la, así como la concordancia del adjetivo que pueda acompañarlos:

  • La casa azul.
  • El sillón antiguo.
  • Las calles vacías.
  • Los papeles rotos.

Sin embargo, esta distinción genérica no se realiza en la mayor parte de los casos mediante marcas específicas, con la excepción de algunos nombres que designan personas o animales (niño/niña, gato/gata), en los cuales responde a una distinción sexual. Por esta razón, puede decirse  que el género es una categoría que el lexema incorpora a su especificación formal, salvo, precisamente en nombres cuyo referente es un ser sexuado. En estas ocasiones, el sistema presenta las posibilidades -o/-a, -e/-a (jefe, jefa), u otras (conde, condesa; actor, actriz, profesor, profesora), aparte del recurso a palabras distintas (heterónimos: hombre/mujer) o la forma invariable cuyo género expresa el artículo (el cónyuge, la cónyuge).

En cambio, el número presenta una marcada regularidad. El nombre posee el morfema de singular o el de plural (campo/campos, reloj/relojes), esto es, la ausencia de marca se opone a las formas -s, -es para indicar un solo objeto/varios objetos. Los nombres acabados en -s que no son palabras agudas presentan la misma forma que el singular y el plural (el análisis/los análisis).

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