Subordinadas adverbiales o circunstanciales (II)

 Veamos ahora las adverbiales de modo y las comparativas. Puedes aprender más en la entrada anterior.

Adverbiales de modo

Pueden conmutarse por el adverbio así o por un sintagma preposicional de significado semejante, y expresan el modo o manera en que se realiza la acción del verbo principal. Los nexos que las introducen son como y según:

Escribe como se escribía en el Renacimiento.

Volveré a hacerlo según indican las instrucciones.

Con la locución como si, seguida de subjuntivo, se introducen subordinadas modales cuyo contenido es un suposición o conjetura:

Nos miró como si se hubiera vuelto loco.

El verbo de las subordinadas modales, como las de tiempo y lugar, suele ir en indicativo si expresan tiempo presente o pasado, y en subjuntivo si expresan futuro.

No parece posible considerar modales proposiciones como las siguientes:

Como dice el refrán, obras son amores...

Según manifestó el presidente, la reunión fue un éxito,

pues ni expresan la manera en que se realiza el predicado principal, ni son conmutables por así.

Comparativas

Las proposiciones comparativas establecen una comparación con el predicado principal. Dentro de éste suele aparecer un elemento, en correlación con el cual se encuentra el nexo que introduce a la subordinada. La comparativa suele referirse al predicado en su conjunto:

En la película se canta tanto como se habla,

o uno de sus elementos:

Juan es más alto que David.

Bebe más refrescos que agua.

La comparación puede referirse bien a la intensidad de una cualidad o una acción, bien al número de algo, y hacerse en términos de igualdad, de superioridad o inferioridad. Los nexos característicos son, respectivamente, tan(to)... como, más... que (de) y menos... que (de):

Había tantos niños como niñas.

Miente más que habla.

El coche es menos caro de lo que pensaba.

Es muy frecuente que el verbo no aparezca expreso en la subordinada cuando es el mismo de la principal:

Tu hermano estudia tanto como tú (estudias).

Ciertas comparaciones lexicalizadas pierden su carácter de proposiciones para convertirse en fórmulas de encarecimiento y ponderación: es más bruto que un  burro, tiene más capas que una cebolla.


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